El hombre que vive con la fe de que todo está bajo la Divina Supervisión y que todo es para bien, no sospecha que el Creador lo llevará por mal camino. Se parece al hombre que está viajando en un autobús, confiando en que el conductor sabe cómo manejarlo y dónde se dirije. Está comodamente sentado en su asiento, mira el paisaje que desfila frente a sus ojos y goza de cada momento.
El hombre al que le falta fe, se parece al viajero nervioso que piensa que él mismo es el conductor. Piensa que sabe el camino y trata de dirigir el autobús desde su asiento. Está todo el tiempo frustrado y amargado debido a que el conductor no viaja en la dirección que él quiere. También está preocupado y molesto por la forma en que conduce: una vez se molesta porque viaja demasiado rápido, otra porque viaja demasiado lento,.. solo vive con pesar y preocupaciones, y todo debido a que no confía en el conductor.
Extraído del Libro: En el Jardín de la Fe. Autor: R.S. Arush. p.98